Tularemia en perros: Causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención
Cuando los canes viven en entornos rurales, donde están expuestos al contacto con otras especies, hay que tener mayor cuidado con las enfermedades que le pueden afectar. De igual manera, nuestro contacto con ellos puede derivar en un contagio también.
Hoy en Blog de Animales hablaremos sobre qué es la tularemia en perros: qué la causa, cuáles son sus síntomas, cómo se puede diagnosticar y tratar. Así mismo, conoceremos cómo se puede prevenir para mantener a todos en el hogar sanos y salvos.
¿Cuántos tipos de tularemia pueden sufrir los perros?
La tularemia es una enfermedad infecciosa que es zoonótica. Esto significa que se puede contagiar entre especies. Por lo que tu perro te puede contagiar. Esta enfermedad es llamada ‘fiebre del conejo’ ya que afecta principalmente a conejos y roedores, pudiendo transmitirse a los perros.
Esta enfermedad es causada por la bacteria Francisella tularensis. Afecta principalmente a los cachorros, perros ancianos y a aquellos cuya condición física inmunosupresora sea deficiente.
La enfermedad puede ser mortal si no se trata a tiempo, dependiendo del tipo de infección que sea detectada. A continuación se presentan los tipos de tularemia:
Tularemia tipo A
También conocida como Francisella tularensis biovar tularensis, es el caso más grave de la tularemia. Son síntomas de este tipo requieren tratamiento y atención veterinaria de inmediato.
Tularemia tipo B
A esta se le conoce como Francisella tularensis biovar palearctica, siendo una versión más leve de la enfermedad. El contagio de este tipo de tularemia suele ser por medios acuáticos como aguas contaminadas, insectos y mamíferos acuáticos presentes.
¿Qué causa la tularemia en los perros?
Al ser una enfermedad zoonótica, la causa de la misma es la exposición directa a un foco infectado. Sea un conejo, animal acuático, la ingesta de un insecto infectado, entre otros. El mismo caso para los humanos; se puede contagiar directamente del perro.
Inclusive puede provenir del agua, del propio suelo o de la picadura de pulgas, garrapatas, mosquitos o moscas que porten la bacteria.
Un estornudo de un perro infectado puede contagiar a los humanos mediante la inhalación de bacterias mediante aerosol. Si la bacteria entra a través de la piel, se formará una ampolla después de 3 días.
Síntomas de que un perro tiene tularemia
Dependiendo del tipo de tularemia que tenga el perro, este puede o no presentar síntomas. El tipo B rara vez presenta síntomas, pudiendo ser a lo mucho letargia y febrícula. Estos no durarán mucho en el can. Por otro lado, el tipo A presenta estos y más síntomas, que mencionaremos a continuación.
Dolor e incomodidad abdominal
El dolor abdominal es uno de los principales síntomas que se presentan. Estos vienen acompañados de tos, alta frecuencia cardíaca y aumento de la frecuencia respiratoria.
Diarrea y vómitos
La diarrea con deshidratación es muy común. Así mismo, aparece poliuria, que es la micción frecuente. Así mismo, se presentan placas purulentas en la garganta y úlceras o parches blancos en la misma. Estos producen consigo vómitos.
Úlceras y rigidez muscular
La tularemia produce a su vez una rigidez muscular junto a una movilidad reducida. También produce ulceras en la piel si se da el caso de que la bacteria ingresa de forma cutánea.
Seguido de esta sintomatología, se puede presentar ictericia lo que significa que el hígado se ve afectado. Una mayor evolución puede desencadenar problemas en otros órganos, pudiendo causar también problemas renales.
Los síntomas pueden aparecer 10 días después de la infección de la bacteria en el animal, pasa lo mismo con los humanos. En caso de detectar síntomas, lo recomendable es acudir prontamente al veterinario.
¿Cómo se diagnostica la tularemia en los perros?
No existe una prueba concreta para detectar la tularemia en los perros. Será el veterinario el encargado de realizar un diagnóstico diferencial para conocer qué enfermedad está afectando al can. Este mismo se dará la labor de recabar toda la información necesaria para dar con las posibles fuentes de infección.
Se suelen realizar hemogramas completos, análisis de electrolitos y test bioquímicos además de un examen físico completo para descartar otras condiciones. De igual forma, se suele analizar la orina para detectar otras posibles afecciones, además de sangre en la misma.
Algo que suele permitir detectar la enfermedad es que los perros infectados tienen niveles altos de glóbulos blancos y bajos en glucosa, sodios y plaquetas.
¿Qué tratamiento debe de seguir un perro con tularemia?
En el caso del tipo A, atacar cuanto antes los síntomas puede dar esperanza al can. Sin embargo, el pronóstico es reservado. El tratamiento suele ser un régimen agresivo de antibióticos, que puede también necesitar que el can sea hospitalizado.
Se debe llevar al pie de la letra el tratamiento, a pesar de no presentar síntomas. La bacteria puede ser resistente durante semanas, incluso meses. Esto puede ocasionar una recaída en el perro.
De igual forma, durante el tratamiento se debe estar atento a efectos secundarios ocasionados por los antibióticos. Así mismo, el tratamiento de la tularemia puede ir acompañado de otros medicamentos para combatir afecciones subyacentes.
Es importante mantener al can alimentado e hidratado para evitar que se descompense por la ingesta de antibióticos y de otras enfermedades.
¿De qué manera puedo prevenir que mi perro sufra de tularemia?
Para empezar, tener un control de parásitos como garrapatas y otros parásitos externos es vital. Son estos agentes los que suelen transmitir el tipo A. Si tu perro vive en zonas rurales pastoreando, reduce un poco esta práctica.
No dejes que tu perro se acerque a otros animales, a sus cadáveres o a sus desechos mientras están paseando. Así mismo, al conocer que un animal está contagiado tendremos que colocarlo en cuarentena para evitar el contagio de la bacteria a los demás animales y personas.
Antes de atacar los síntomas, hay que atacar el contagio. Para ello hay que desinfectar correctamente todas las áreas del hogar, de modo que no prolifere esta bacteria que causa la enfermedad.