¿Qué es la Lipidosis hepática felina? Características, análisis, tratamiento
El hígado de los felinos es más grande comparado con sus demás órganos internos, y éste tiene a su cargo un conjunto gigantesco de tareas sobre el mantenimiento del organismo, entre ellas se encuentran la digestión de los alimentos, el suministro de energía a través de la liberación de glucógeno. Aunado, sintetiza proteínas, hormonas y ciertas grasas, almacena vitaminas, fabrica la bilis y reduce las propiedades venenosas de los compuestos químicos tóxicos.
Pero este balance y funcionamiento óptimo se puede ver afectado por una dolencia frecuentemente diagnosticada que recibe el nombre de lipidosis hepática, la cual puede perjudicar gravemente el hígado y la salud de nuestros gatos y, si no se revierte rápidamente, puede resultar mortal. Esta enfermedad se conoce como síndrome del hígado graso pues los triglicéridos se acumulan dentro de las células del mismo y obstruyen sus quehaceres.
¿De qué se trata la Lipidosis hepática felina?
La lipidosis hepática es una de las enfermedades hepáticas más frecuentes en nuestros amigos felinos, en términos generales, se origina cuando un gato ha pasado recientemente por un periodo de estrés o anorexia, por supuesto, no solo se le atribuye a esta enfermedad sino que se inclina a cuando el cuerpo utiliza la grasa acumulada para obtener energía.
Por ello, esta enfermedad se genera cuando no ha comido lo suficiente durante varios días o semanas porque tiene una enfermedad que le perjudica el apetito, no le gusta la comida, se estresa demasiado, se pierde o queda atrapado sin acceso a la comida.
De hecho, el índice de riesgo aumenta si los gatos se encuentran en la edad adulta o tienen sobrepeso u obesidad ya que tienen más grasa que traspasar al hígado. Ante ello, se debe suministrar suficiente comida a los gatos, pues si ese no es el accionar, la grasa puede superar la capacidad del gato para descomponerla, y por consiguiente, se acumulará en el hígado hasta provocar una grave enfermedad hepática.
En este sentido, cuando la grasa se descompone rápidamente para suministrar energía y nutrientes al organismo del gato, existe la posibilidad de que supere la capacidad de procesamiento y dado el alto suministro, opta en buscar almacenamiento alrededor de las células hepáticas, comprometiendo la función hepática.
Es por esta razón que el gato suele volverse ictérico o con ictericia, que se evidencia por un color amarillo en el blanco de los ojos o en la piel. En este punto, la enfermedad se torna mortal si no se trata de forma inmediata y agresivamente.
¿Cuáles son las características del síndrome de Lipidosis?
Una de sus más grandes características es que es un proceso multifactorial dado que el hígado interviene en muchas funciones cruciales. Además cuenta con sintomatología perceptible como el letargo, anorexia, pérdida de apetito, pérdida de peso, debilidad, ictericia, babear, vómitos, diarrea y cambios de comportamiento.
Así como también es que no solo es la enfermedad en sí, sino que puede ser el problema primario o secundario a otro proceso de enfermedad. Del mismo modo, se encuentra influenciada por diversos factores asociados al estrés, la obesidad, la anorexia, el cambio de dieta, las deficiencias nutricionales, la diabetes y el hipertiroidismo.
Es de conocimiento básico que el típico gato con lipidosis hepática haya perdido recientemente una cantidad significativa de peso corporal, tenga poco apetito y sea de mediana edad, del mismo modo se caracteriza de igual forma por un deterioro de la función hepática y, en aquellos gatos con una enfermedad grave, se produce un fallo hepático manifiesto.
¿Qué análisis se pueden realizar para su detección?
La lipidosis hepática se puede detectar a partir de análisis de sangre que demuestren y certifiquen la existencia de una función hepática deficiente, o también realizar una biopsia de hígado o un aspirado con aguja fina.
O bien pueden realizarse otras pruebas diagnósticas para intentar determinar por qué el gato dejó de comer en un principio. Si la causa de la anorexia es tratable o se resuelve, el pronóstico es esperanzadoramente bueno ya que en algunos casos, se puede hacer una impresión diagnóstica sin necesidad de realizar una biopsia de hígado, es decir, con solo la examinación física, la observación de la historia clínica, antecedentes y los signos clínicos.
Sin embargo, pueden ser necesarias más pruebas si su gato desarrolla otros signos clínicos o no sigue el curso esperado de la enfermedad, en consecuencia, se procede a tomar una muestra del hígado para el posterior análisis por parte de un patólogo veterinario, entre las que destacan:
Examen macroscópico
En este tipo de examen se hace uso de la observación directa de las características en la muestra, en este caso, la visualización de los glóbulos de grasa contenidas en las células del hígado, las cuales son generalmente obesas por encontrarse inmersa en grandes depósitos de grasa, del mismo modo, se divisa el color amarillo de la ictericia.
Examen microscópico
Para llevar a cabo el examen microscópico, se corta una muestra a medida o se monta en un molde de resina y, a continuación, se pule hasta conseguir un acabado de espejo y, normalmente, se graba en una solución química adecuada antes de examinarla en un microscopio metalúrgico. En el caso de la lipidosis, se debe evidenciar los hepatocitos de los gatos con micro o macro vacuolas en el citoplasma.
Examen ultra estructural
Aquí nos adentramos a los análisis de moléculas genéticas y la visualización gránulos citoplasmáticos característicos, donde se consiguen y muestran diferencias morfológicas para poder clarificar la patología de la lipidosis. En algunos estudios se encontraron y evidenciaron organelos dispersos debido a la inclusión lipídicas.
¿Cuál es el tratamiento recomendado para este padecimiento?
Lo primero que se debe tratar de corregir es la deshidratación a través de fluidos intravenosos durante una hospitalización, además de prestar suma atención a las deficiencias de nutrientes y proporcionarles las calorías adecuadas, para de esta forma, detener la descomposición de las reservas de grasa corporal adicionales.
Dado que los gatos con lipidosis hepática no comen por si mismos porque se les dificulta y les produce nauseas el simple olor o visualización de la comida, necesitan de una sonda de alimentación para obtener las calorías y los nutrientes adecuados, para que el hígado pueda volver a su funcionamiento habitual. También se les puede suministrar suplementos inyectables de varios nutrientes como vitaminas del grupo B, potasio y vitamina K.
Ocasionalmente, en casos graves, los gatos requieren nutrición intravenosa inicialmente hasta que puedan tolerar la nutrición a través de una sonda de alimentación que en la mayoría de los casos se mantiene a largo plazo.
Ahora bien, la lipidosis hepática es tratable con un apoyo nutricional agresivo, este lleva una media de seis a siete semanas, algunos incluso durante más tiempo, hasta que estén dispuestos y sean capaces de comer una cantidad adecuada de alimentos para mantener el peso sin la sonda.
Por dicha razón el método de alimentación debe permitir alimentar a su gato en casa, referente a la sonda de alimentación, esta se implanta quirúrgicamente, de modo que se pueda alimentar al gato con una jeringa una dieta especial directamente en el tracto gastrointestinal, puede ir ubicada en el esófago o en el estómago, allí el veterinario determinará cuál es más conveniente, en función de las circunstancias diferenciales en cada gato.
La introducción de alimentos a los gatos con lipidosis hepática se inicia paulatinamente y la cantidad de comida debe ir en aumento hasta alcanzar las cantidades normales en el pasar de varios días. Este ritmo de alimentación permite que el gato se adapte y empiece a transformar su metabolismo para no recurrir a sus propias reservas de grasa.
A medida que adquiere más nutrientes por la comida consumida, la grasa puede ser eliminada lentamente de su hígado a través del funcionamiento habitual de los procesos metabólicos.
Una vez que observe a su gato comiendo por sí mismo, es señal de ir disminuyendo de forma gradual la cantidad que ingiere por medio de la sonda de alimentación. Aquí es donde debe controlar cuánto come y procurar mantener invariable la ingesta diaria de alimentos.
Ya cuando el gato haya comido bien durante tres o cuatro días, sin la ayuda de ningún tipo de alimentación suplementaria por sonda, es momento de retirar la sonda. Es importante reiterar que la sonda aunque puede ser sencilla de quitar y no necesita de una anestesia, no debe intentar retirarla por usted mismo bajo ningún medio.
¿De qué manera se puede prevenir la lipidosis en mi gato?
Esta enfermedad denominada lipidosis hepática o hígado graso en ocasiones si se detecta a tiempo puede tener buenos pronósticos de recuperación, pero en general, es una enfermedad grave que requiere cuidados a largo plazo y apoyo nutricional.
Por ello se hace tan necesaria la prevención, entre las estrategias o consejos que ayudan en este fin se encuentran el control del peso de los gatos pues la obesidad o las pérdidas de peso pronunciadas son signos alarmantes.
Del mismo modo, se deben alimentar correctamente con una cantidad de comida moderada y de acuerdo a sus ciclo de desarrollo, proporcionarle juegos y sitios de entretenimiento donde puedan disminuir el estrés, y lo más importante, los chequeos mensuales con el veterinario, en especial si percibe cambios en su comportamiento, peso e ingesta de comida.