Tifus felino: Qué es, causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención
Se trata de una de las afecciones extremadamente grave que puede contraer un gato, de modo que se recomienda enfáticamente la vacunación para prevenir su trasmisión. Esta cruel afección se manifiesta sobre todo en los gatos recién nacidos, aunque también en los gatos adultos sin vacunar. Dicha afección recibe el nombre de panleucopenia felina, porque su término hace referencia a una reducción del número de todos los glóbulos blancos del organismo.
De ahí su peligrosidad, dado que los glóbulos blancos cumplen un rol clave en la inmunidad ya que son responsables de la defensa del organismo frente a infecciones y enfermedades. Se han registrado casos de panleucopenia grave o tifus, donde el número de glóbulos blancos ha descendido de los varios miles que hay normalmente por mililitro de sangre a sólo unos cientos. Este hecho hace que el gato infectado resulte en extremo expuesto a otras infecciones.
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¿Cuáles son las causas por las que un gato sufre de tifus?
El tifus se debe únicamente por una infección por parte del parvovirus, específicamente de la clase del enterovirus, conocido como virus de la panleucopenia felina, aunque no es el virus que causa directamente la enfermedad del parvovirus en los caninos, comparten similares características, y una de ellas es, la extrema resistencia que poseen, la cual solo se logra exterminar a partir de la limpieza profunda con desinfectantes fuertes, como la lejía o el cloro.
Exactamente por dicha resistencia al medio externo, es capaz de sobrevivir en el ambiente en un lapso de tiempo de varias semanas a varios meses, en efecto, existen algunos estudios que constatan que puede resistir de cinco a diez meses en el medio donde ejerce el papel de un riesgo importante de contagio.
Dado que el virus está presente en todo el entorno por largos periodos, prácticamente los gatos de todo el mundo corren el riesgo de encontrarse expuestos al virus en algún momento de sus vidas.
Si bien los gatos de cualquier edad pueden infectarse con el virus de la panleucopenia felina, los gatitos jóvenes, los gatos con un sistema inmunitario debilitado y los gatos no vacunados son los más susceptibles. Ante ello, se señala que es más frecuente que los gatos en la edad de tres a cinco meses son los más vulnerables, pues no suelen resistir a dicha enfermedad.
El virus como tal, ha hecho presencia en la mayoría de los países del mundo, donde las zonas más proclives y de alto riesgo aluden a los lugares que parecen ser los principales reservorios de posibles brotes, a saber, las tiendas de animales, criaderos, los refugios de animales, las colonias de gatos callejeros no vacunados, las zonas rurales, los refugios y otras zonas donde acostumbran a establecerse las manadas de gatos.
Ahora, al ser un virus con alta carga contagiosa, los gatos van a estar en peligro de infección no solo con entrar en contacto con otros gatos infectados, sino que también se incluye el contacto directo con sangre, heces, orina u otros fluidos corporales infectados.
Por desgracia, los humanos de igual forma figuran como vectores de contagio frecuentes en este tipo de enfermedades, ya que, si el humano estuvo en contacto con un animal infectado y no se lavó adecuadamente las manos, es fácil poder trasmitírselo a un gato sano, con el simple hecho de no haberse cambiado de ropa, puede del mismo modo, trasmitir el virus.
Con todo, se hace hincapié en que los felinos también pueden adquirir el virus a través del uso de ciertos materiales como la ropa de cama, los platos de comida o el equipo que se ha utilizado con otros gatos afectados, esta condición ocurre porque el virus tiene la capacidad de permanecer en superficies por mucho tiempo.
Esto solo demuestra la importancia de practicar métodos seguros y de limpieza para prevenir la transmisión de esta enfermedad. Sin embargo, mantener una limpieza solo disminuye las probabilidades de contagio porque incluso en las condiciones más limpias, pueden quedar restos del virus, en caso de que haya sido un entorno donde en algún punto se alojó el gato infectado.
El virus de la panleucopenia felina es resistente a los desinfectantes y puede permanecer en el entorno hasta un año, esperando pacientemente la oportunidad para buscar un huésped.
Otra de las ultimas vías de contagio es el embarazo, los gatos bebés pueden adquirir la enfermedad en el útero o a través de la leche materna si la madre embarazada o lactante está infectada. De forma global, el pronóstico nunca es esperanzador para los mininos que han estado expuestos al virus desde que estaban en el útero.
¿Qué síntomas se presentan en los gatos con tifus?
Los felinos al instante de contagiarse no exhiben signos ni síntomas por lo que los cuidadores no podrán saber de inmediato si sus gatos se encuentran afectados por el virus de la panleucopenia felina.
En efecto, la enfermedad sólo puede detectarse al cabo de los días, tres o cuatro como mucho que eso vendría siendo el periodo de incubación. Pasado estos días, suelen manifestar un cuadro sintomático comprendido por vómitos, la diarrea y la fiebre; a pesar de que existen ciertas variaciones en los signos clínicos, la mayoría también suele experimentar depresión o apatía, los cuales se demuestran a través de cambios en el estado de ánimos, luciendo desinteresados y apagados.
Asimismo, el pelaje de los amigos gatunos se vuelve con una incipiente rapidez mas opacos y áspero, perdiendo el brillo por completo que los suele caracterizar, de igual forma, es usual observar la perdida de elasticidad en la piel, manifestación que denota una fuerte deshidratación.
Así pues, es posible que los gatos pierdan el interés por la comida, y posteriormente por beber agua, al notar estos signos y síntomas, es importante acudir al veterinario, ya que, de hecho, en los gatitos jóvenes que poseen la infección vírica grave, el único signo es la muerte súbita.
Tenga en cuenta que, si las gatas son portadoras del virus, y quedan embarazadas, los gatitos que vienen en camino se verán afectados, desarrollando en consecuencia, lesiones que serán visibles cuando crezcan, en otros casos, los recién nacidos pueden no moverse.
Fiebre
La fiebre figura como el emisor del cuerpo, pues comunica la presencia de alguna anomalía que se encuentre afectando al organismo. Ante lo descrito, se tiene que este signo clínico, por normalidad, va a manifestarse en caso de que el felino haya contraído el virus de la panleucopenia felina.
Aun así, siempre se debe tener en consideración que los gatos mantienen todo el tiempo altas temperaturas en su cuerpo, pues oscilan de los 38º C hasta los 39º C, por lo que se determina que hay fiebre cuando el termómetro marca unos números más altos.
Vómito
La mayoría de los gatos en ocasiones suelen vomitar pues son animales muy curiosos que introducen cualquier cosa que les parezca interesante en su cuerpo, por ello, no es usual alarmarse por este comportamiento en particular.
Aunque claro, cuando estos vómitos se vuelven recurrentes y vienen acompañados de otros signos clínicos, ya es algo de que preocuparse, porque los vómitos constantes informan una afectación del sistema digestivo en los felinos.
Enfocado en la afectación del virus de la panleucopenia felina, este perjudica significativamente el tracto intestinal en el momento que inicia a destruir las células de crecimiento, por lo que, siempre se va a observar vómitos en conjunto con diarrea, a veces acompañados de sangre.
Cambios de humor
Ante la presencia de una enfermedad, los gatos tienden a cambiar su comportamiento habitual, esto no solo ocurre cuando están enfermos, sino con el simple hecho de que se encuentren emocionalmente perturbados, por consiguiente, van a mostrar cambios de humor y pueden volverse depresivos, retraídos, silenciosos, ansiosos e incluso extremadamente ruidosos.
En el caso de que adopten un comportamiento agresivo, este estará generalizado hacia los propietarios y otros animales, aunque hayan sido los gatos mas cariñosos antes de padecer la enfermedad.
Heces muy blandas
Las heces blandas solo significan que el gato podría padecer algún problema de salud, estas heces en sí, no son diarrea, por lo que a veces se puede confundir con un comportamiento normal ante un cambio de la alimentación, por ello surge la necesidad de enfatizar que siempre es mejor descartar condiciones subyacentes.
Secreciones nasales
La secreción nasal es como el acto reflejo del organismo frente a la presencia de invasores infecciosos, químicos o inflamatorios que suelen irritar los conductos nasales, aunque también pueden aparecer ante el alojamiento de algún objeto extraño en la nariz. Es un ataque poco funcional del sistema inmunológico para impedir que dichos agentes lleguen a adentrarse más profundamente al organismo.
A menudo, los gatos que padecen el virus de la panleucopenia felina dan pie a la adquisición de otras infecciones porque desgraciadamente su sistema inmunitario se encuentra debilitado debido a la disminución de los glóbulos blancos. Y en este proceso, pueden manifestar el desarrollo de secreciones purulentas, es decir, de colores verdes y amarillas, tanto por los ojos y la nariz.
¿De qué forma puedes identificar correctamente el tifus felino en tu mascota?
Como tal, no existe una prueba diagnóstica en concreto que permita identificar correctamente el tifus felino, por lo que solo queda prestar atención a los signos presentados, de hecho, como se mencionó anteriormente, estos pueden variar y ser análogos a los de otras enfermedades como la infección por salmonella o campylobacter, pancreatitis, o infecciones por parte de otros virus, como el de la inmunodeficiencia felina o de la leucemia felina.
Los gatos que resultan infectados pueden incluso manifestar signos similares a los observados cuando un gato ha sido envenenado o ha ingerido un objeto extraño. Efectivamente, los primeros signos perceptibles que puede advertir un cuidador son la depresión generalizada, la pérdida de apetito, la fiebre alta, los vómitos, la diarrea intensa, la secreción nasal y la deshidratación que se confirma a través del método de la elasticidad de la piel.
Y es que, es habitual en estos casos, que los gatos estén durante horas sentados frente a sus cuencos con agua y no beban suficiente o nada de agua. En algunos gatos, la fiebre se vuelve intermite durante la enfermedad.
Y al igual que se señaló en los apartados anteriores, las gatas embarazadas infectadas con el virus, pueden llegar a abortar o dar a luz a gatitos con graves daños en el cerebelo. La mayoría nacen con un síndrome llamado ataxia cerebelosa felina, lo que explica el movimiento de los graves temblores.
Con todo esto, se tiene que en la panleucopenia felina, los veterinarios diagnostican a partir de las sospechas por los antecedentes de exposición a un gato infectado, la falta de vacunación, la anamnesis y los signos visibles de la enfermedad.
La narración de los escenarios que frecuentó el felino antes de enfermar se le asigna el nombre de historial de exposición, que va ir acompañado de un examen de sangre, el cual va a mostrar el nivel exacto en que se encuentran los glóbulos blancos. En caso de presentarse niveles gravemente bajos, es muy probable que el virus de la panleucopenia felina sea la causa de todos esos signos y síntomas descritos.
O el veterinario también puede sugerir un análisis de heces para confirmar la presencia del parvovirus felino, aun así, los resultados pueden ser falsamente positivos en el caso de que el gato haya sido vacunado en los cinco-doce días anteriores a la prueba.
¿Qué tratamiento deben de seguir los gatos que sufren tifus?
Al igual que en la mayoría de las enfermedades víricas, no existe un tratamiento específico para la panleucopenia o tifus felina. Si bien el panorama no es muy favorable puesto que los antibióticos no matan los virus, estos siguen siendo necesarios para los gatos infectados porque ellos ante la falta de glóbulos blancos y la evidente reducción de defensas, tienen un mayor riesgo de adquirir infecciones bacterianas subyacentes.
A menudo, el tratamiento necesita de hospitalización para que se le pueda proporcionar al felino los cuidados intensivos de hidratación por infusión, suplementos de potasio en el caso de ser necesario e intervenciones sintomáticas para controlar el vomito y la diarrea. Y es que el tratamiento se concentra específicamente en corregir la deshidratación, proporcionar nutrientes y evitar la adquisición de infecciones secundarias.
La deshidratación, por su parte, es un componente potencialmente mortal del tifus o panleucopenia felina, razón por la que la terapia de fluidos intravenosa y los cuidados intensivos en una unidad de aislamiento por parte de un profesional de la salud son esenciales. Así pues, la reposición y el mantenimiento de fluidos intravenosos con una solución cristaloide equilibrada e isotónica se trasforma en la base del tratamiento.
Luego se posiciona la terapia antibiótica parenteral de amplio espectro, no obstante, deben evitarse los fármacos nefrotóxicos hasta que la deshidratación se haya erradicado por completo.
El pronóstico de los tratamientos es reservado y la tasa de mortalidad alta, ya que la probabilidad de recuperación para los gatos jóvenes infectados de menos de ocho semanas es escasa.
En cambio, en los gatos mayores es diferente, pues si estos reciben cuidados de apoyo inmediatos durante las fases iniciales de la enfermedad, el pronóstico de recuperación es bueno y tienen más posibilidades de sobrevivir.
Dado que no existen medicamentos capaces de eliminar el virus, los cuidados intensivos y el tratamiento parenteral son fundamentales para mantener la salud del gato con medicamentos y líquidos hasta que su propio organismo y sistema inmunitario estén en la capacidad de combatir el virus. Realmente, sin los cuidados de apoyo, hasta el noventa por ciento de los gatos con panleucopenia felina pueden morir, independiente de su edad.
Es importante destacar que, si el gato sobrevive los primeros cinco días, sus posibilidades de recuperación mejoran exponencialmente. Se hace hincapié en que es necesario el aislamiento estricto tanto del gato afectado como de otros gatos para evitar la propagación del virus.
Cualquier gato que pueda haber entrado en contacto con el gato infectado, o con objetos o personas que hayan estado en estrecho contacto con el gato contagiado, deben ser vigilados de cerca para detectar cualquier signo visible de enfermedad.
En la mayoría de los casos, una vez que el gato se recupera de la panleucopenia felina, no infectará a otros gatos a través del contacto directo, pero de todas formas hay que tener cuidado en su entorno, ya que no hay que olvidar que el virus está presente en todas las excreciones, especialmente en las heces, y algunos pueden eliminar el virus en dichas heces y hasta en la orina, seis semanas después.
¿Cuál es la manera en la que puedes prevenir que tu gato sufra de tifus?
La prevención es fundamental en este tipo de enfermedad potencialmente mortal, para poder accionar los métodos de prevención primero se debe refrescar que es lo que hace proclive a un gato a infectarse.
El contacto directo con un gato infectado, o el virus puede transferirse a través del agua contaminada, los comederos o en los zapatos y la ropa, todo ello hace referencia al entorno que frecuenta el felino, así pues, se debe tener sumo cuidado con los gatos callejeros y la limpieza de los utensilios y manipulación del animal.
Además, hay que tener en cuenta que los gatos que sobrevivieron a una infección de este virus desarrollan una inmunidad que probablemente los mantengan seguros durante el resto de su vida. O en el caso de los gatitos jóvenes, ellos suelen recibir inmunidad temporal a través de la transferencia de anticuerpos en el calostro, es decir, la primera leche producida por la madre.
Esto recibe el nombre inmunidad pasiva, y el tiempo que protege a los gatitos va a variar en función de los niveles de anticuerpos protectores producidos por la madre. Con todo, dos de las mejores opciones para poder prevenir que esta enfermedad en gatitos que aun no la han padecido, es la vacunación y constante limpieza del espacio donde se establece y/o frecuenta el felino.
La vacunación es importante
Para la salud de cualquier gato, la prevención es un factor fundamental. En la actualidad, se dispone de vacunas que ofrecen la mejor protección contra la infección por parvovirus felino. La inmunización es tan necesaria para los gatos que viven estrictamente en el interior como para los que viven en el exterior, ya que el virus está presente en todo el entorno.
La mayoría de los gatitos jóvenes reciben su primera vacuna entre las seis y las ocho semanas de edad, y las vacunas de seguimiento se administran hasta que el gatito tiene alrededor de dieciséis semanas de edad. En cuanto a los calendarios de vacunación de los gatos adultos varían en función de la edad y la salud del gato, así como del riesgo de panleucopenia felina en la zona. En general, la inmunidad obtenida con la vacuna contra la panleucopenia es muy potente, pero se reduce con el tiempo, a una velocidad mayor en unos gatos que en otros.
Por lo tanto, se recomienda enfáticamente la vacunación de refuerzo cada uno o tres años. Al respecto, su veterinario le aconsejará sobre la frecuencia adecuada de las vacunas de refuerzo basándose en el estilo de vida de su gato.
Las vacunas modernas contra la panleucopenia son seguras y los efectos secundarios son muy escasos. Sin embargo, como ocurre con todas las vacunas, es posible que algunos gatos se muestren aletargados durante uno o dos días después de la vacunación.
En muy pocas ocasiones, puede darse una reacción alérgica de mayor gravedad, que se denomina shock anafiláctico, de producirse, estas reacciones graves generalmente ocurren a los pocos minutos de la vacunación, pero en ciertas situaciones pueden prolongarse durante algunas horas. Si advierte signos como dificultad para respirar, hinchazón facial o cualquier otro signo de malestar, llame a su veterinario inmediatamente.
Se recomienda administrar la vacuna viva modificada pues proporcionan una rápida aparición de la inmunidad, y en el caso de que el felino se encuentre en un entorno contaminado, las vacunas subcutáneas inyectables son las que mejor pueden proporcionar protección contra la panleucopenia.
Limpia tu casa con mucho detalle
La limpieza como prevención de las enfermedades generales es fundamental, por este motivo se debe limpiar a profundidad todo lo que el gato infectado haya tocado. Esto incluye la ropa de cama, los juguetes, los cuencos donde se le sirvió la comida y las cajas de arena. De nuevo, hay que tener en cuenta que incluso tomando estas medidas, es posible que no se pueda eliminar todos los rastros del virus.
Aunque los gatos no serán susceptibles de volverse a contagiar una vez recuperados, otros gatos que lo visiten pueden seguir infectándose por los contaminantes que hayan quedado o este expulse de su organismo. Es importante discernir entre limpiar y desinfectar, porque no es lo mismo. Sin una limpieza y desinfección adecuadas, la enfermedad puede propagarse rápidamente.
Dado que la panleucopenia es un virus sin cobertura, es resistente hacia algunos desinfectantes. Por lo tanto, se recomienda tener un protocolo de limpieza regular que incluya productos y procesos que maten este virus, por ejemplo, la lejía o el cloro.
El lavado de manos regular es la herramienta de prevención de enfermedades más importante, así como el uso de guantes de látex desechables y el lavado a fondo de las manos cuando están sucias son elementos claves de la higiene global.
Así como también, el lavado de ropa, sabanas, toallas, entre otros objetos que puedan servir como vector de la enfermedad, con agua caliente, un detergente de buena calidad y lejía. Los artículos muy sucios es mejor optar por desecharlos.