Causas de la dermatitis militar felina y cómo tratarla – Consejos felinos
La dermatitis miliar felina es un concepto universal que se usa para identificar la afección cutánea que se produce con más frecuencia en los gatos ante una reacción alérgica. Se caracteriza por originar pequeñas lesiones costrosas, parecidas a las pápulas, que se distribuyen en toda la piel del gato, más que observarlas, ellas se descubren a través de toque.
Los gatos indican que están enfermos cuando la acción de acariciar y palpar la zona afectada causa que se rasquen, se laman o retuerzan debido a que en términos clínicos, se presenta una erupción muy irritante que resulta intensamente picosa. La erupción avanza con rapidez hacia pequeñas lesiones con costras; éstas pueden resultar de las mismas autolesiones o de la reacción exagerada de la piel.
¿Qué causa la dermatitis militar felina?
La lista de causas para la dermatitis miliar es extensa, ya que en ella se pueden incluir las alergias, como la hipersensibilidad a la picadura de pulga, la dermatitis atópica o la reacción alimentaria adversa, los ectoparásitos, las infecciones por dermatofitos o bacterias, las enfermedades neoplásicas, como los mastocitos, las enfermedades inmunomediadas, y por último, las deficiencias nutricionales, donde se destacan las carencias de ácidos grasos esenciales.
Por ello, los gatos pueden desarrollar esta afección cutánea por una de las muchas causas expuestas anteriormente, o por una combinación de varias, aun así, la principal causa de la dermatitis miliar felina es, la alergia a las pulgas. Ciertos gatos resultan proclives a ser en extremo sensibles a la picadura de las pulgas, por lo que aunque sea una picada, puede figurar suficiente para derivar una reacción cutánea de este tipo.
Las zonas que se consideran vulnerables y tienen alto riesgo para ser afectadas son la parte inferior de la columna vertebral y alrededor de la base de la cola, la cara, las orejas, el cuello, y el vientre o pecho. En primera instancia surge un sarpullido en la zona infectada pero cuando se agrava la situación, se transforman a pústulas o lesiones cutáneas que tienen apariencia similar a los granos.
Aquí es cuando inician los gatos a rascarse y acicalarse en constantes ocasiones, con tal de poder traer alivio a su piel, que en ocasiones resulta contraproducente pues terminan arañando e irritando más la zona.
Otra de las causas comunes es la dermatitis miliar por una reacción alérgica a un alimento en específico o dieta general del gato producto de la mala alimentación, así como también, pueda ser por una respuesta a un alérgeno inhalado. Las alergias de contacto son otra posibilidad, pero ocurren en escasas ocasiones, por ello, se considera raro en los gatos.
La dermatitis miliar también puede estar asociada parásitos externos, tales como los ácaros o los pertenecientes a la cheyletiellosis, piojos, y enfermedades bacterianas, infecciosas e inmunomediadas.
¿Por qué se le llama dermatitis militar y no sólo dermatitis felina?
Por la sintomatología más destacable en esta enfermedad, ya que el término miliar deriva de la palabra milium, que en latín significa mijo, es decir, las semillas de mijo o maíz pardo, y esto hace alusión a las pequeñas lesiones costrosas propias de la dermatitis miliar. Que en vez de verse, se identifican palpando el área afectada.
¿La dermatitis es contagiosa de un gato a un humano?
Existen muchas enfermedades que resultan contagiosas para nosotros los seres humanos, pero la dermatitis no es una de ellas, a menos de que la causa de la misma sea una alergia de contacto, lo cual es poco usual. Por ello, no hay que preocuparse de riesgo de contagio si el gato ha adquirido esta enfermedad.
De todas formas siempre es aconsejable acudir en primer lugar al veterinario para que él mismo informe todo lo que abarca la enfermedad, contagio, síntomas, causas y tratamiento.
¿Cómo prevengo a mi gato del contagio de esta enfermedad?
Aunque esta afección cutánea tiene altos índices de éxito en su pronóstico de tratamiento y control de la misma, siempre se quiere evitar que nuestros adorados felinos pasen por esta mala experiencia y así ahorrarles el desespero y angustia hacia la picazón que produce el sarpullido.
En este sentido, se recomienda las visitas mensuales al veterinario, los preventivos antipulgas, las vacunas necesarias, una buena limpieza del entorno para erradicar riesgo y vulnerabilidad a las bacterias y parásitos del exterior.
Se debe tener un cuidado extremo en lo que se le da a consumir a los gatos, así como también, enfatizar en realizar investigaciones sobre lo que es dañino para ellos y lo que puede brindarles un beneficio, o averiguar que componentes tienen los productos enlatados o prefabricados que consumen, con el fin de determinar si existen algo que les pueda causar una afección cutánea.
¿Cómo se cura la dermatitis felina?
La dermatitis felina se cura atacando sus causas o el punto de origen tanto de la enfermedad en general como de la manifestación de su sintomatología, por lo tanto, el tratamiento se basa en erradicar el irritante o alérgeno que causa la dermatitis alérgica.
En la mayoría de los gatos donde la causa de su dermatitis es alérgica suelen responder de forma efectiva al tratamiento intermitente con corticoides para reducir el picor intenso, dietas hipoalergénicas, antihistamínicos y/o ciclosporinas.
En dado caso de que sospeche que la reacción es debido a una mordedura de pulgas, se procede a administrar un preventivo antipulgas para eliminarlas, si es por parásitos, como los ácaros o los piojos, en esta ocasión una buena higiene podría ayudar.
En la situación de sospecha sobre una alergia hacia un componente alimenticio o la dieta habitual, se recomienda la suspensión inmediata de dicha alimentación y una prueba de alimentos hipoalergénicos, así como el proporcionarle siempre agua para evitar la deshidratación.
De hecho, el veterinario puede prescribir un tratamiento rápido con anti-inflamatorios para que el gato se sienta más cómodo y sin la molestia del picor mientras hace efecto el tratamiento específico. Otros tratamientos pueden incluir anti-histamínicos, ácidos grasos esenciales y ciclosporina.
Al final, el veterinario es quien tiene la decisión de elegir el mejor protocolo de tratamiento que considere idóneo para las necesidades individuales de los gatos.